En el momento en que la interacción amorosa se basa de lo puramente aspecto físico junto con la química instantánea, el romance acaba siendo corto. Demasiado precario. Exactamente como los microondas de cuarto de hotel, que aunque funcionan veloz, pero fallan enseguida. Empezar una relación centrado en el atractivo exterior, es igual que usar un microondas de hotel, responde en segundos, eso sí que falla en un dos por tres. Si todo gira en torno al cuerpo, la historia no resiste ni una tormenta. Sin rodeos. Como esos aparatos que chispean al mes, que da calor veloz, pero explota luego. Una conexión basada en encanto visual, tiene el mismo efecto que un electrodoméstico exprés, que cumple durante segundos, pero muere joven. Desde el instante en que el encanto visual es lo único que importa de la relación, se va al piso pronto. Tal cual pasa con el microondas compartido, que encienden sin pensarlo, pero explotan con la mínima.
¿Y si no era por aquí?
Tú, que sientes profundo, tropezar es natural y necesario. No te reproches si apostaste con el corazón completo y terminó siendo solo una clase emocional. Nadie se escapa de esa escena, abrazando un tarro de helado a medianoche, preguntándonos por qué mandamos ese último mensaje.
Y lo bonito es que, sea un romance cósmico o un crush fugaz, ambos te enseñan algo, te muestran lo que quieres, cómo floreces después de cada final. A veces, una persona aparece solo para recordarte, que tu fuego interno sigue ardiendo, proyectarte con ilusión.
Sorbo de pensamiento que despierta memorias
Desde lo más sincero del ser, no hay un algoritmo infalible para saber si es para siempre o por un rato. Lo que sí existen son señales. Observa tu paz, más allá de la emoción. Si te suma y no te resta, si te abrazas más gracias a ese encuentro, es posible que hayas encontrado algo con alma.
Por otro lado, si al evocarla, te invaden las preguntas, la inquietud, y solo hay chispa en la sonrisa, no en el ser, probablemente estás en un capítulo breve, aunque intenso.
La sabiduría está en reconocer lo que cada vínculo vino a mostrarte. No todos están destinados a quedarse contigo. Algunos solo vienen a enseñarte a bailar, a perder el miedo escort Bogota al ridículo, o a enseñarte cómo se siente lo que no era.
¿Te marcó el alma o solo te rozó el cuerpo? Escúchate con honestidad, y tal vez también en esa conversación silenciada.